Oraciones sobre las
Llagas de Cristo
Durante Su Pasión, Jesús sufrió varias heridas, como las de la corona de espinas, de la flagelación, de Su hombro cargando la Cruz, y de la crucifixión misma. Isaías profetizó estas heridas cuando dijo: “El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.” (Isaías 53,5). Esto fue repetido por San Pedro y San Pablo en el Nuevo Testamento: “El llevó sobre la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados.” (1 Pedro 2:24), y “Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo… Que nadie me moleste en adelante: yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Jesús.” (Gálatas 6:14, 17).
Sin embargo, no fue hasta el siglo XII que se popularizó la devoción a las llagas de Cristo, inicialmente a través de la predicación de San Bernardo de Claraval (1090-1153) y San Francisco de Asís (1182-1226). De hecho, San Francisco de Asís fue el primer santo de la historia que recibió los estigmas (manifestaciones físicas de las heridas de Cristo) en su propio cuerpo. Desde entonces, ha habido un número de santos y hombres/mujeres que han recibido los estigmas (ya sean visibles o invisibles), y muchos místicos que han recibido revelaciones de Jesús acerca de Sus Llagas.
También se han escrito muchas oraciones en honor a estas Sagradas Llagas (particularmente las heridas de los clavos en las manos y los pies de Jesús, así como la herida de la lanza que atravesó Su costado). Algunas de las oraciones más famosas provienen de Santa Clara de Asís, Santa Matilde y Santa Gertrudis de Helfta, Santa Brígida de Suecia, San Alfonso de Ligorio y, más recientemente, la Sierva de Dios Hna. Marie Martha Chambon.

Oración a la herida del hombro de Cristo
Se dice que San Bernardo le preguntó a nuestro Señor cuál era Su mayor sufrimiento del que no se tiene constancia, y Él contestó: “Tenía en Mi hombro mientras cargaba Mi Cruz en el camino de los dolores, una gran llaga más dolorosa que las demás, y que no es conocida por los hombres. Honra esta llaga con tu devoción, y Yo te concederé todo lo que pidas por su virtud y mérito. Y en cuanto a todos los que veneraren esta llaga, les perdonaré todos sus pecados veniales, y no recordaré de sus pecados mortales.”
ORACIÓN
Amadísimo Jesús, manso Cordero de Dios, yo, miserable pecador, saludo y adoro la santísima llaga de Tu hombro sobre la que llevaste Tu pesada Cruz que tanto desgarró Tu carne y desnudó Tus huesos para infligirte una agonía mayor que cualquier otra herida de Tu Santísimo Cuerpo. Te adoro, oh Jesús sufriente; te alabo y te glorifico, y te doy gracias por esta llaga santísima y dolorosa, suplicándote por ese dolor tan grande, y por el peso aplastante de Tu pesada Cruz, que seas misericordioso conmigo, pecador, que me perdones todos mis pecados mortales y veniales, y que me conduzcas hacia el Cielo por el camino de Tu Cruz. Amén.

Oración de la Flecha de Oro
En 1843, nuestro Señor se apareció a Sor María de San Pedro, una santa monja carmelita en Tours, Francia, y le pidió que difundiera la devoción a Su Santa Faz y Santo Nombre, ya que Él estaba muy afligido por la blasfemia y por la profanación del domingo por nuestro trabajo y por no asistir a Misa. En 1885, el Papa León XIII instituyó esta devoción como archicofradía; y en contra de lo acostumbrado, la estableció inmediatamente para el mundo entero.
ORACIÓN
Que el santísimo, sacratísimo, adorabilísimo, misteriosísimo e inefable nombre de Dios sea alabado, bendito, amado, adorado y glorificado en el cielo, en la tierra y en el infierno, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del Altar. Amén.
Padre Eterno, te ofrecemos la Santa Faz de Jesús, cubierto de sangre, sudor, polvo y saliva, en reparación por los crímenes de los comunistas, blasfemos y profanadores del Santo Nombre y de Tu día santo. Amén.
Coronilla de las 5 llagas de Jesús
La siguiente Coronilla se compone de meditaciones y oraciones de San Alfonso María de Ligorio, Santa Matilde y Sor Marie Martha Chambon. Curiosamente, en realidad fue Jesús quien le dio a la Hna. Chambon en 1867 las invocaciones que usamos en las cuentas decenales del rosario, y lo llamó la “Coronilla de la Misericordia”. Tenga en cuenta que estas palabras son muy similares a la “Coronilla de la Divina Misericordia” dada a Santa Faustina 68 años después, en 1935.
Señal de la Cruz: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
En el crucifijo: Mírame, ¡oh, mi amado y buen Jesús!, postrado en Tu presencia; Te ruego con el mayor fervor imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito de jamás ofenderte, mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando Tus cinco llagas, teniendo presente lo que de Ti dijo el santo Profeta David: Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos.
Primera cuenta grande: Oh Jesús, Divino Redentor, sé misericordioso con nosotros y con el mundo entero. Amén.
Primeras 3 cuentas pequeñas:
1. Dios poderoso, Dios santo, Dios inmortal; ten piedad de nosotros y del mundo entero. Amén.
2. Gracia, misericordia, mi Jesús durante los peligros presentes; cúbrenos con Tu Preciosa Sangre. Amén.
3. Padre Eterno, concédenos misericordia por la Sangre de Jesucristo, Tu único Hijo; concédenos misericordia, te suplicamos. Amén.
Para cada década, ora:
En cuenta grande: Padre Eterno, Te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para sanar las de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas: Mi Jesús, perdón y misericordia, por los méritos de Tus Santas Llagas.

1) La herida del pie izquierdo de Jesús
En cuenta grande: Padre Eterno, Te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para sanar las de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas: Mi Jesús, perdón y misericordia, por los méritos de Tus Santas Llagas.
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2) La herida del pie derecho de Jesús
En cuenta grande: Padre Eterno, Te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para sanar las de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas: Mi Jesús, perdón y misericordia, por los méritos de Tus Santas Llagas.
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3) La herida de la mano izquierda de Jesús
En cuenta grande: Padre Eterno, Te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para sanar las de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas: Mi Jesús, perdón y misericordia, por los méritos de Tus Santas Llagas.
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4) La herida de la mano derecha de Jesús
En cuenta grande: Padre Eterno, Te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para sanar las de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas: Mi Jesús, perdón y misericordia, por los méritos de Tus Santas Llagas.
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5) La herida del lado derecho de Jesús
En cuenta grande: Padre Eterno, Te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para sanar las de nuestras almas.
En las 10 cuentas pequeñas: Mi Jesús, perdón y misericordia, por los méritos de Tus Santas Llagas.
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Concluye la Coronilla con:
¡Por todas las heridas que con tanto amor y tanto dolor llevaste, que la oración de un pecador alcance Tu misericordia, oh Señor! (di 3 veces)
Te ruego Santísima Virgen que por la angustia que padeció Tu alma a causa de estas llagas, intercedas por mí, para que mi oración sea escuchada.