Oraciones sobre
la Sagrada Eucaristía

A partir de la Última Cena, la Santísima Eucaristía ha sido fuente y cumbre de la vida cristiana. A través del Santo Sacrificio de la Misa, llegamos a una unión más profunda con Cristo, nuestro Señor y Salvador, quien está verdaderamente presente -Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad- en el Santísimo Sacramento. Sin embargo, esta unión no está reservada únicamente a la Misa. Bajo ciertas circunstancias, podemos recibir la Comunión sacramental fuera de la Misa y pasar tiempo en oración con el Cristo Eucarístico que reside en el tabernáculo o cuando se expone en la adoración. San Alfonso María de Ligorio observó: “Sepa también que probablemente ganará más orando quince minutos ante el Santísimo Sacramento que con todos los demás ejercicios espirituales del día”.

Lo siguiente contiene sólo algunos ejemplos de una gran colección de oraciones sobre la Sagrada Eucaristía y puede ser una herramienta que le ayudará a empezar a esforzarse por pasar un tiempo tranquilo frente a Jesús en la Eucaristía. Si no puede recibir la Sagrada Eucaristía en forma sacramental, aún puede hacer una Comunión Espiritual. De hecho, a diferencia de la Comunión sacramental, que sólo podemos recibir una vez (u ocasionalmente dos) al día, se nos anima a hacer una Comunión espiritual con la mayor frecuencia posible. Puede ser tan simple como pensar en Jesús en la Eucaristía y en Su gran Amor por nosotros, y pedirle que entre en nuestros corazones.

A continuación se presentan dos de las oraciones formales más comunes:

Comunión Espiritual

por San Alfonso de Ligorio

Creo, Jesús mío, que estas realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.  Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma.  Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven a lo menos espiritualmente a mi corazón.  Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti.  Señor, no permitas que jamás Me aparte de Ti. Amén.

Comunión Espiritual

Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió Tu santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos. Amén.

“Haz tantas comuniones espirituales como sea posible, para suplir las muchas comuniones sacramentales que no se hacen. Una cada cuarto de hora no es suficiente. Hazlas más cortas, pero más numerosas”. ~ Nuestro Señor a Sor Benigna Consolata

“En este cáliz de oro pongo tus comuniones sacramentales. En este cáliz de plata pongo tus comuniones espirituales. Ambos cálices me son muy agradables. ~ Jesús a Santa Catalina de Siena

Acto de humildad antes de la Sagrada Comunión

Jesús, mi Señor, confieso que soy un pecador. Pero en Tu bondad, me invitas a acercarme a Tu santa mesa y a participar de Tu banquete celestial. Confiado en Tu misericordia, vengo a Ti con confianza y con un corazón contrito y humilde. Señor, no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastara para sanarme. Ven a mí, Jesús, ven a mí y mantenme en Tu amor y Tu gracia para siempre. Amén.

Acto de Fe y Adoración antes de la Sagrada Comunión

Mi buen Jesús, creo con fe firme y viva que en este sacramento adorable están Tu cuerpo y sangre, alma y divinidad. Creo que en esta hostia consagrada recibiré ese mismo cuerpo que nació de la purísima Virgen María en Belén, que sufrió tantas penas y tormentos por amor a mí en el Vía Crucis y en el Calvario, y que resucitó gloriosamente el tercer día de entre los muertos. Creo que recibiré a Dios mismo.

Te adoro, oh Dios mío, como mi creador, mi conservador, mi redentor y mi juez, verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía. Hostia Divina, te adoro con los ángeles que llenan el santuario y revolotean sobre el tabernáculo como revolotearon sobre la cueva de Belén en la noche santa; Te adoro, Dios mío, con la Santísima Virgen y en unión con todos los santos.

Señor y dueño del universo, que has fijado Tu morada entre los hombres, te adoro con profunda gratitud. Oh Jesús mío, bendice este templo donde resides, pero más aún el corazón que te ofrezco como morada viva y lugar de descanso. ¡Dígnate siempre habitarla por Tu gracia y Tu amor, y que mis pecados nunca te destierren de ella! Señor, tengo una fe firme, pero te pido que fortalezcas mi fe y la animes para que produzca en mi alma sentimientos más profundos de adoración y de amor.

Bendito Señor, aumenta mi fe para que te ame más y sea más generoso en mis sacrificios por amor a Ti y al prójimo. Amén.

Acto de Acción de Gracias después de la Sagrada Comunión

Mi buen Jesús, te agradezco de todo corazón por darme a Ti mismo, como fuente de todas las gracias, en la sagrada comunión. Te agradezco por todas las bendiciones que he recibido de Ti, especialmente a través de la sagrada Eucaristía, en la cual Tú estás siempre presente para consolarnos y ayudarnos en nuestras necesidades. En acción de gracias por todos Tus favores, te ofrezco todo lo que soy y tengo.

  • Me entrego a ti para servirte siempre.
  • Te entrego mi cuerpo, para que sea casto y puro.
  • Te entrego mi alma, para que esté libre de pecado.
  • Te entrego mi corazón, para que te ame siempre.
  • Te entrego cada respiro que respiraré, y especialmente el último.

Oh Jesús, que pueda llevar una buena vida; que tenga una muerte feliz. Que te reciba en el santo viático antes de morir. Que pueda decir cuando me esté muriendo: “Jesús, María y José, les doy mi corazón y mi alma”.

Oh Jesús, ten piedad de Tu santa Iglesia. Bendice a nuestro Santo Padre y ten piedad de todos los pecadores, herejes e infieles. Sálvalos por Tu Preciosísima Sangre.

Oh Jesús, bendice a mi familia, parientes, amigos y benefactores; y todos por quienes he prometido orar; bendícelos como tTu bondadoso corazón sabe bendecirlos.

Oh Jesús, ten piedad de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, y dales el descanso eterno. Amén.

Oración después de la Sagrada Comunión

Querido Señor, ayúdame a eliminar de mi mente todo pensamiento u opinión que no autorizarías, todo sentimiento de mi corazón que no aprobarías. Concédeme que pase las horas del día trabajando contigo según Tu voluntad.

Ayúdame sólo por hoy y acompáñame.

En las largas jornadas de trabajo, para que no me canse ni deje de servirte.

En las conversaciones, para que no sean para mí ocasiones de falta de caridad.

En las preocupaciones y decepciones del día, para que pueda ser paciente conmigo mismo y con los que me rodean.

En momentos de fatiga y enfermedad, para que pueda estar más atento a los demás que a mí mismo.

En las tentaciones, para que sea generoso y leal, para que al final del día lo ponga todo a Tus pies, con los éxitos que son todos Tuyos, y sus fracasos que son todos míos, y sienta que la vida es verdadera, pacífica y bendita cuando lo paso Contigo como el Huésped de mi alma. Amén.

Oraciones de Adoración

Oración del Ángel de Fátima

(Dada a los tres niños por el Ángel)

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores. (Se dice tres veces

Oración de San Juan de Damasco

Maestro y Señor, Jesucristo nuestro Dios, solo Tú tienes autoridad para perdonar mis pecados, ya sean cometidos a sabiendas o por ignorancia, y hacerme digno de recibir sin condenación Tus misterios divinos, gloriosos, puros y vivificantes, no para mi castigo, sino para mi purificación y santificación, ahora y en Tu futuro reino. Porque Tú, Cristo nuestro Dios, eres compasivo y amas a la humanidad y a Ti te damos gloria con el Padre y el Espíritu Santo ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Oración de Santo Tomás de Aquino

Dios todopoderoso y eterno, me acerco al sacramento de tu Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo. Vengo enfermo al médico de la vida, inmundo a la fuente de la misericordia, ciego al resplandor de la luz eterna, y pobre y necesitado al Señor del cielo y de la tierra.

A Jesús Crucificado

Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante tu Santísima presencia. Te ruego con el mayor fervor y compasión de que soy capaz que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor por mis pecados, y propósito firmísimo de jamás ofenderte. Mientras que yo, con todo el amor de que soy capaz voy considerando tus cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de Ti, oh buen Jesús, el santo profeta David: ¡”Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos.”

Oración ante el Santísimo Sacramento

por San Alfonso de Liguori

Oh Señor Jesucristo, que por el amor que tuviste a los hombres, permaneces con ellos día y noche en este Sacramento, lleno de misericordia y de amor, esperando, invitando y recibiendo a todos los que vienen a visitarte; Creo que Tú estás presente en el Sacramento del altar. Desde el abismo de mi nada te adoro; y te doy gracias por los beneficios que me has hecho, particularmente por haberme dado a Ti mismo en este sacramento, por haberme dado por abogada a Tu santísima Madre María, y por haberme llamado a visitarte en esta iglesia.

Yo, en este día, saludo a Tu amantísimo Corazón, y quiero saludarlo con tres fines: primero, en acción de gracias por este gran don; en segundo lugar, en reparación de todos los agravios que has recibido de Tus enemigos en este sacramento; en tercer lugar, deseo, con esta visita, adorarte en todos los lugares en los que eres menos honrado y más abandonado en el Santísimo Sacramento.

Jesús mío, te amo con todo mi corazón. Me arrepiento de haber ofendido Tu infinita bondad. Me propongo, con la ayuda de Tu gracia, nunca más ofenderte; y en este momento, miserable como soy, te consagro todo mi ser. Te doy toda mi voluntad, todos mis afectos y deseos, y todo lo que tengo. Sólo pido y deseo Tu santo amor, el don de la perseverancia final y el cumplimiento perfecto de Tu voluntad. Te encomiendo las almas del Purgatorio, particularmente las más devotas del Santísimo Sacramento y de María Santísima; y también te recomiendo a todos los pobres pecadores. Finalmente, mi querido Salvador, uno todos mis afectos con los afectos de Tu amantísimo Corazón; y, así unidos, los ofrezco al Padre Eterno; y le ruego que en Tu nombre los acepte. Amen.